Los ríos y arroyos forman a su paso un cauce, que a veces es muy escarpado, con fuertes desniveles, creando cascadas, badinas, pozas, cuevas y mil accidentes geográficos que el agua abre en su camino. El recorrer estos impresionantes parajes naturales, donde la mayoría de las veces el escape no es posible, requiere de una destreza y unos conocimientos técnicos previos, para que un complicación inesperada solo se quede en una anécdota, y no se convierta en una desgracia. Dejarse guiar por personas bien conocedoras del entorno es la opción más segura. En la Serranía de Cuenca se encuentran multitud de barrancos deportivos, aquí mostramos algunos de los más importantes.
Otro factor que hay que tener en cuenta, siempre que se transita por estos lugares, es la fragilidad del entorno, muchas veces ni si quiera alterado por la presencia de animales salvajes. Respetar al máximo su flora, fauna y elementos geológicos, es básico para perpetuar la magia de los cañones y barracos.